martes, 8 de julio de 2008
Mi niño y yo
Vienes y vas, y en mi regazo estás. Me pides, y te doy, y sano estoy. Me gritas de contento, y feliz soy, porque eres mi niño y mi gozo ayer, mañana y hoy. Sigo y me repito, porque me haces superar todo. Me has convencido de que juntos podemos. Correteas y te detienes: divisas lo que posees, que soy yo, que es lo que ves, que es lo que te ofrezco del derecho y del revés. Llevas todos mis tesoros en tus ilusiones blancas: lo veo tan claro que no necesito gafas. Te ríes de mis palabras, de mis gestos, de mis muecas, y yo juego contigo para que me des tus “recetas”. Seguro que aprendo de ti a subir al cielo, y a tocarlo todo él entero. Me has convencido con tus expresiones de alegría que me proporcionan mucha batería. Hemos engordado con mucha paciencia, y nos conservamos con tiento e inteligencia. Estamos al unísono y somos dos en uno, porque nos pertenecemos hasta el infinito puro. Te veo, mi niño, mi hermosura, y esto te canto mientras consigues que se aleje cualquier amargura. Allá vas, allá vienes, y tú bien sabes que aquí me tienes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario