miércoles, 9 de julio de 2008

Nuestro amor vale

Vale mi amor, que por ti vela. Me gustas, te gusto con juegos y con validaciones. Nos entregamos en cuerpo y en alma, y nos damos unos pensamientos que son imaginación, deseo y portento. Otorgamos nuestros mejores tesoros, que hemos guardado para una buena ocasión, que ya está aquí. Te olfateo y te saboreo, y me lleno de esfuerzos que dan garantías. Andas de aquí para allá, y me llamas la atención. Hemos vuelto los dos a la niñez: tú traes la de tus padres, y yo la que tuve, que regresa sin apatías. Me invitas a la cena sin manjares, al desayuno perfecto, al zumo de naranja que neutraliza cualquier enfermedad. Nos subimos al globo de la fe, a la alegría sin justificaciones. El estado es la cuestión, y ésta es el equilibrio. Almorzamos y comemos, y nada nos falta en el día, ni en la noche, que nos permite el descanso. Hemos comprendido casi todo, más que eso, y nos damos una tregua con paciencias, con ganas, con premisas, con campos y con fuerzas. Nos vale, nos valemos, nos llenamos de capacidades. La estimación es tan profunda que nos subimos al carro alado de una relación plenipotenciaria con una fuerza suprema. Vale mucho este amor, el nuestro.

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