miércoles, 9 de julio de 2008
Parte de lo colectivo
El artista, el que lo es de verdad, nos presenta una obra de gran formato, en la que plasma su personal discurso. Nada se deja a la improvisación, o no ha de dejarse. La muestras de talento deberían organizarse y sustentarse siguiendo las gamas cromáticas de la luz, o del juego de luces. Las opresiones no han de colocarse en torneos extraños. Podemos y debemos aguantar. La formación es crucial en todos los supuestos. Las obras artísticas o intelectuales han de ofrecer unas miradas distintas, inteligentes y divertidas sobre las relaciones entre un hombre y una mujer. La sinceridad ha de ser la máxima, y la mínima, y el conjunto, y la parte, y el todo. No valen engaños, sobre todo porque no podemos engañarnos a nosotros mismos. Podemos ser prolíficos, y lo seremos con hermosura, desde la distancia y el anonimato más solitario. Nos arroparemos con buenos hechos. Seremos, de alguna forma, artistas, pequeños artesanos de lo individual, para transformarnos después en parte de lo colectivo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario