martes, 8 de julio de 2008

Prepara el fuego sanador

Padre, Creador de todas las cosas, escucha a éste tu hijo, que te pide humildemente que prepares el fuego confortable para esa amiga que se nos va. Me gustaría que estuvieras atento para que no se sintiera sola en el viaje, en el tránsito. Dale fuerzas a ella, y a mí, y a nosotros. Es la última de una casta, de una estirpe de buenas personas. Me congratuló con mi destino y me enseñó a ser persona, compartiendo, dando, entendiendo, aceptando, mostrando que la voluntad tiene muchos flecos, muchas aristas, muchos puntos de encuentro, muchas lecturas, las cuales, si se quiere, son positivas. Desearía también pedirte algo más, y espero que me lo concedas, porque no es para mí. Intenta que mi buena estrella tenga tu voz, el hálito de tu presencia, las manos firmes y suaves de tu energía y todo cuanto preciso. No dejes, Amor, que se sienta sola. Intenta, asimismo, que el dolor no la arrincone. Ya no lee, pero escucha, y sé que te escucha a ti. Te suplico que tu palabra sea la mía, que la mía se confunda con la tuya, que los cláxones de mi querencia le lleguen hasta sus oídos y le inviten a volar por encima de sus cicatrices, de la pena y del sufrimiento. Me ha dado tanto que le entregaría, si pudiera, mi vida, pero solo tengo una y no dispongo de ella. Aunque no los entiendo, que se cumplan tus designios, que llegue la oscuridad para que el mañana sea otro, para que la luz se expanda mientras se contrae la desidia esperpéntica. Dios de mis mayores, aviva el fuego del clan, de mi pueblo, que está constituido por cualquier ser humano, y dale bríos. Llegará pronto a tu vera lo más granado y hermoso de este planeta azul que hiciste con bendiciones y que nos empeñamos en destruir. Sana sus heridas, tan pronto se acerque a ti, y cuéntale tu verdad, que ahora no la desciframos, que no la entendemos. Miro el horizonte, y me lleno de dudas, unas dudas que cubro de esperanzas porque adivino tu bondad y me harto de ella. Haz que el viento nos cubra de energías y que éstas no le falten a ella. Es quien más las necesita. Te pido tanto favor, como si fuera para mí, más que eso, padre mío. Para ella, porque sí, ansío todo lo mejor.

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