Yo te canto mientras personificas el “amanecer” a una nueva vida, la que has traído con tus fórmulas no escritas. Te siento en este rincón de la casa, que se apropia de todo el hogar. Has decorado de dignidad mi espacio, que ya no tiene límites, que no busca fronteras, que respira muy hondo para darse una oportunidad mayor. Suponía el beneplácito de este momento único, pero nunca pude imaginar tanta emoción junta. Te señalo con amor, con un crédito infinito, para colaborar ante cualquier necesidad que puedas tener, que ya es mía. Te sueño entre ramas de olivo con palomas blancas. Atisbo lo que me has dado, pero no acierto a valorar lo que supones, que es mucho, que es todo, que es más. He pacificado mi mundo, que ahora te pertenece. Entiendo que estoy donde estoy por tu gloria, que bendice mi espíritu con gotas de bruma y de pasión. Te quiero mucho. Escondo mi rubor. Me crezco y me aliento, y dejo a un lado la premura o la timidez. Todo pivota sobre ti, que eres mi espejo mágico. Te susurro en el alba, y te deseo, y anhelo una emocionante dicha que me distinga de la agónica rutina. Has devorado la maldad y me has saciado de felicidad. Todo es gracia contigo, por ti, sin poner nada en entredicho. Contigo a mi lado soy capaz de superar cualquier envite que nos propine el destino. Has conmutado la señal y has colocado mil puentes para superar riadas. En tu estela veo carcajadas, buen humor y excelentes cimientos. Disfruto en paz en el día y me siento seguro en la noche. Soy una persona afortunada, quizá la que más. Ahora, tras estos prolegómenos, comenzaré una canción de cuna.
Nota: A mi amiga Meri, de Barcelona, que, con solo mirarla a sus lindos ojos, sé que el mundo será suyo. Gracias por la bondad que has repartido durante años.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario