martes, 22 de julio de 2008
Tenacidad equivocada
No soy culpable: hay posiciones escalonadas que nos escogen entre tramos de absoluta impunidad. Morimos tras desempeñar papeles sin ninguna convicción: nos pueden las fantasías. Nos encontramos lejos, metidos en unos líos horripilantes. Las arrugas asumen el control: los rangos no sirven en estos resúmenes que nos proponen los castigos de manera cruel y anónima. Nos calificamos como desafortunados, y lo somos por esperar un destino cargado de trampas. Nos sentimos culpables mientras desatamos la furia, pero no la detenemos. Hay profusos reglamentos que nos devuelven a las situaciones más caducas. Comerciamos con pasiones y perdemos las cabezas. Proferimos sentencias despiadadas que desatan la euforia y que no amortiguan la contienda. La tenacidad la llevamos en sentido equivocado.
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