martes, 1 de julio de 2008
¡Un primor!
Me rozas y tengo mucho “calor”. Me abrumas. Me “pico” con tus conversaciones nutrientes. Eres graciosa. Eres un personaje que interpreta una lista de regalos. Madrugas y me haces saborear los primeros rayos del Sol. No me preguntes. En todo caso, te contestaré con mis actos, con mis motivaciones. Despejo lo bueno. Te tengo como una buena amiga afectuosa. Empiezo y termino con un pincel en la mano que retrata tu mirada. Agradezco tus actos. Te doy un beso fuerte que me une a tus labios. Velo por tu salud amorosa, como tú piensas en mantener la mía. Facilitas una variedad emotiva que anota lo que agrada. Me echas un cable. Se ha cumplido la suerte con tu llegada, con tus caricias. Me has venido del planteamiento mayor, del cielo. Eres mi encantamiento. Aspiro tu ser, y soy tu “alter ego”. Todo lo que tengo no merecería la pena, si tú no estuvieras a mi lado. Si me despidiera de ti, no tendría sentido nada. Deseo verte a todas horas. Recuerdo la primera vez que te encontré. Me sentí en mitad de una fiesta donde yo era el Príncipe Azul al lado de la Reina más linda del mundo. Sin ti muero de pesar. El meditar que no estás conmigo es un tormento en el que no quiero reparar. Te saludo y te subrayo el fuelle que me proporcionas. Celebro que estas previsiones se estén cumpliendo. Hablo de ti ante cualquier persona que me tropiezo. Sale tu nombre de manera espontánea. Te has comportado con conciencia e interés. Has sido permisiva con mis debilidades. Te has instalado en mis neuronas. Te incluyo en esa red que me eleva cuando tratan de perjudicarme. Has llegado un poco tardía, pero predominas en cualquier frente. Me auxilias con una voluntad holgada. Representas lo que siempre he defendido. Sabes cuáles son las prioridades. No podría encontrar mejor portavoz que tú. Justificas un regreso que encumbra las ventajas. Eres un lucero en el alba, durante el día, y al anochecer: cualquier hora es un gozo con tu presencia de colores brillantes. Nada me asusta sabiéndote cerca. Eres esa paloma que extiende sus alas y me regala los mejores sentimientos, la más elevada de las sensibilidades. He tomado prestado un amor, y espero que me lo dejes a crédito durante un largo espacio de tiempo. ¡Eres un primor!
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