Yo te disfruto así

Vivimos esa noche que ya es día, y pedimos que todo cambie para que siga igual. Nos amamos.

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Nos detenemos en ese primer y último instante que nos hace gozar con primeras intenciones.

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No te crees lo que vales, pero con el tiempo verás lo que yo admiro en ti, que es mucho, corazón.

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Te pones en ese honor que para mí es placer, gozo puro, todo. Nos contamos lo que vamos a hacer, que será mucho.

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Nos ponemos en lo principal, y huimos de las anécdotas que nos proponen salir de algunos sitios donde nos amamos.

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Barajamos porcentajes que nos ponen en situaciones complicadas. Pasan las horas con pronósticos callados.

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Gustamos en un nuevo momento que consideramos compartido. Nos ponemos entre máximas atenciones.

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El sueño nos avisa sobre cuestiones de interioridades gozosas. Llegamos a ser nosotros. Somos todo cuanto precisamos.

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Las máximas nos consienten con presencias más que queridas. No podemos ver nada. Continuamos.

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Pasa el tiempo en el que fuimos casi todo. Nos apenamos. Hemos visto que podemos regresar, y así será.

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Nos situamos en unas tesituras que nos pasan de largo. Nos afectamos en lo clásico. Hemos sido todo.

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Las fuentes nos colocan entre excesos que nos sentencian con intensificadas caricias. Regresamos.

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Hemos atemorizado esos cuerpos que temblaban pensando en pasiones que estaban por venir.

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Nos vamos en una dirección que ultima las horas. No estamos en esas condiciones que nos vuelven minúsculos.

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Nos recordamos con presencias que nos agrupan a la menor ocasión. No podemos repasarlo todo.

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Hemos consentido lo bueno. Nos agasajamos. No podemos permanecer entre texturas que duelen.

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Nos complicamos la existencia con unos eternos empates que nos aclaran lo que querríamos ser.

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Se nos ocurre todo con deleites que nos siguen con premuras y presencias que nos expulsan de la caricia más creíble.

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No debo decirte nada. Ahora es mejor salir hacia delante con prestaciones de todo género. Te diré que sí.

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Nos ponemos en lugares que nos ofrecen consentimientos claros. No vamos a intuir lo que pasa, pero tampoco podemos decir que estemos fuera de juego.

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Apagamos los incendios de unas pasiones que aprueban todo cuanto construimos. Vamos de vuelta por corazones renovados.

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Nos damos esos besos que nos sanan. Nos vuelven a buscar. Nos pasa la noche por todas partes, y nos perdemos.

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Siguen algunos aspectos que nos prometen grandes acuerdos. Iré a cualquier parte. Nos daremos mucho consenso.

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Es posible todo. No es nada lo que dices, ni nada lo que digo. Corremos por un clasicismo querido.

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Iremos a decir todo. Nos agasajamos. Nos castigamos con avances de unos amores despistados.

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Nos aumentamos los deseos con plenitudes que nos pueden ganar. Hemos sido esa base que nos planteará qué hacer.

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Vertemos las promesas que salen de un momento estéril. No podemos quedarnos con los problemas.

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Las necesidades nos ocultan con prestaciones queridas. Nos veremos tarde, pero será de la mejor manera.

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Ejercitamos lo real con unas plasmaciones de los recuerdos anteriores. No podemos aspirar a quedarnos atrás.

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Nos decimos que vale, y así es. No podemos permanecer cortados con algunos arrebatos que nos matan por desidia, por negligencia, por pasotismo.

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Eres importante, lo más importante, todo cuanto puedo decir en un nuevo coste que nos modifica las esperanzas.

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Eres un soplo de aire que planifica los parámetros con cuerdas que nos atan mientras viajan los sentimientos.

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Vamos a ir a cualquier parte con planificaciones queridas. Marcharemos para ver lo que sucede. Nada es igual.

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No trato de decir lo que pasa. Nos acostumbramos. Hemos vivido el colectivo que fue eterno. No pararemos.

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Nos preocupamos de hacer cosas que quedan atrás. No vamos a contar lo que ocurre y que se nos va de las manos.

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Todo pasa bien. Hemos acostumbrado el corazón a implicaciones que nos distraen. No vemos.

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Ambientamos las mejorías con resortes de poderosos destierros. No podremos hacer nada.

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La vida nos promociona en aspectos amorosos que hemos de cultivar un día y otro también. Bailamos.

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Morimos entre destrezas que nos aclaran todo lo que tiene un sentido. No podemos dejar que las cosas queden atrás.

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Los incendios son apagados entre inquietas caricias que nos adecuan al norte que nos gustaría mirar.

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Ha pasado ese tiempo en el que fuimos algo. Ahora seremos ese conjunto que nos dará el suficiente amor.

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Te adueñas de mi destino, y no me importa. Sabes que todo lo que deseo es tu felicidad. Yo te disfruto así.

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Nos ponemos en esa práctica que nos hace subir por una escalera antigua que nos anticipa lo que podremos hacer.

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Hemos mirado hacia ese lado en el que somos todo y nada. No vamos a aceptar algunas delegaciones extrañas.

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Consolidamos un amor que estira la fe con una esperanza que jamás se marchitará. Ya volveré.