Singularicemos para ver si la saturación nos impide ver el bosque de la vida. Tomemos en cuenta los buenos consejos y miremos hacia delante sin detenernos por fracasos o inercias de antaño.
Aplaudamos sin pudor las buenas acciones, de las cuales todos tenemos una gran necesidad.
Hagamos caso a lo importante, y lo accesorio que, como mucho, nos entretenga. Pensemos en los motivos y en lo que se consigue. No permanezcamos en compartimentos estancos que hacen aflorar la soledad.
Clausuremos esas ideas que no funcionan por tardías, por envejecidas, por poco flexibles, por poco obvias y humanas, y saquemos lo mejor de nosotros mismos para adelantar un poco.
No presumamos, ni mucho ni poco. Las cuestiones válidas se miden por sus resultados, por los tangibles y por los indelebles. No dejemos que crezca lo que es un sinsentido y aplaudamos los beneficios que son una apuesta para el total del colectivo en el que nos hallemos.
Contrastemos las imágenes, los datos, los recuerdos, los eventos y las percepciones que tenemos. La acritud tampoco ayuda. Seamos mesurados. Demos la conformidad a lo que ha de contribuir a un avance. No estamos solos, y conviene recordarlo con algo de comunicación.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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