La verdad a trozos

Suspendo mi ser, mi linaje, lo que pienso, y me extiendo por las promesas de una razón que producirá consejos en los que todo es pura sinceridad. Nos gustaremos con unas fórmulas de poderes hermosos.

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Te diré que estamos listos en algún momento. No somos lo que esperábamos, pero nos aproximaremos a algo así.

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Te has empeñado en tocar ese fondo que es premura con paciencia y gustos por las verdades de un barquero que nos hará vivir pregones con marchas.

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Te enseño a ser yo mismo, y quedo, y soy, y te digo que la amistad está por encima de todo. Los puntos nos señalan.

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Te quedas con la broma en una partida que preconiza los elementos más soñados. No podemos estar.

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Te diré que sí cuando el no será lo más valiente. Hemos aspirado a tocar ese fondo con una fuerza más que estimable. Hemos sido buenos, lo suficientemente buenos.

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Te acercas a ese punto de amistad que prefiere todo cuanto viene con una imposición minúscula. Quedaremos.

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Somos tan adictos que nos da miedo. El amor es la esperanza que nos hará movernos ante un nuevo sí.

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Te he dicho que vale, y vale. No le demos más vueltas a lo que no tiene sentido. Nos iremos. Volveremos.

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Te sientes atemorizada por ese destino que nos puede. Ya veremos qué es lo que podemos compartir.

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Te pones con la moral bien alta a esperar ese milagro de intenciones que nos pueden ante el sí de los buenos propósitos.

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No desdibujes el plan de los buenos deseos, que los tenemos ahí por algo. Hemos apuntalado un anhelo que ahora deberemos compartir con agrado.

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Te quedas medio rota y herida con una visión un poco sangrante. Te dejo estar, como tú debes dejarme a mí.

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Subrayo los buenos fines ante la paz que hemos de compartir con el paso de otro tiempo. Tiemblo.

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No te quedes atrás. Hemos amparado algunos consejos que en adelante hemos de saber practicar.

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Te cruzas. Estamos en ese camino de gloria que podremos compartir hasta donde queramos, como sea.

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Presumimos de tener mucho que dar, que compartir, y nos aseguramos en un proceso de vehemencias quietas.

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La tranquilidad nos hace compartir un poco el deseo de entendernos a mayor gloria de todos. No nos vamos a quejar.

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Aterrizamos en un pleno proceso de paz que nos hace vivir ese gusto por lo sencillo. Truncamos casi todo.

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Nos estructuramos de algún modo. No damos con la tecla que nos ponga firmes. Nos sinceramos.

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Fracasamos en esa buena parte de un propósito que nos ha de poner en esa tesitura de penitencias queridas. No podremos decir que es porque no es así. Estamos operativos para lo que haga falta.

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Tocamos ese fondo que nos permite tomar impulso hacia esa gloria que vamos a compartir de cualquier modo.

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Nos llamamos para decirnos que merece la pena. Hemos sido testigos de francas astucias. Nos dedicamos a viajar.

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Suponemos cuestiones que nos distancian de esa ruta en la que nos gustaría permanecer durante largo tiempo.

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Estamos de verdad donde queremos. No vamos a dejar atrás todo cuanto nos gusta. Nos pondremos a comunicar la verdad que llevamos dentro.

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Escuchamos ese amor que nos produce planteamientos de gratos deseos. Surgimos de aquí y de allá.

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Pedimos un poco más. Nos diremos que la vida es lo que nosotros hacemos de ella. Ya no somos los mismos.

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Te diriges a una morada donde aterrizamos para decirnos que todo merece la pena si lo hacemos convencidos de la necesidad de amar.

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Te quejas de ser tú misma, y ése debería ser el punto de partida. Nos enseñaremos mucho.

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Complicamos las cosas hasta un nivel que da un poco de pavor. Nos veremos en algunas partes.

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Te aconsejo una amistad que produzca calma. Nos quedaremos donde debemos. Ya no estamos en el sitio.

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Te miro, y entiendo que podremos agudizar aún más el ingenio intencionado de nuestra amistad, que será profunda como el mar.

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Te has puesto en ese lugar donde hace tiempo que nos acechamos para cultivar un buen amor.

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Llamas a la concordia. Solo ésa puede ser la gran salida. Nos abocamos a un máximo esfuerzo. Todo es según queramos.

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Pensamos en animarnos. Estaremos en la plática más maravillosa. Nos enseñaremos algunas cosas.

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Te pido que seas tú misma. Sabes hacer bien las cosas cuando quieres. Juntos podremos superar cualquier tropiezo.

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Razonamos con nuestros particulares empeños, y damos con el ansia que es verdad a trozos, casi a medias.

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Vinculamos las soluciones al esfuerzo, aunque no siempre es así. Nos dedicaremos mucho más tiempo.