Confesamos esa amistad que nos propone direcciones que nos aclaran los elementos fundamentales en los que nos podemos mover. Acatemos los designios pero procurando mejorar los derroteros existenciales cuando no sean propicios.
Hemos de navegar ante las precipitaciones y las mareas, así como superar tormentas, procurando sacar provecho para que las simbologías no nos arrastren hasta el fondo del océano.
Rechacemos los temores, que nunca ayudan. Hemos de suponer, y, tras adivinar posturas e intenciones, salvar lo más ventajoso para los colectivos societarios, sin olvidar los intereses minoritarios y hasta individuales.
Concertar y conjugar son verbos que contribuyen al entendimiento, que ha de ser rápido, con voluntad de mejorías constantes. Convengamos en hacer las cosas bien, aunque no lleven la misma celeridad. No hay prisa, aunque nos agobiemos, pues lo importante es el sustento de aquello que nos parece básico.
La vida es un paseo, por breve y por contingente y circunstancial. De lo que se trata es de aprender deleitándonos todo lo posible, que podemos, que es nuestra obligación. Todas las soluciones están en el enunciado mismo de los diversos avatares.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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