Miradas, sonrisas y adivinanzas

Sueño que la noche es tu noche, que lo automático no funciona, que podemos estar juntos, y no es así.

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Me arrastras a tu casa, donde nada es ya mío. No comparto las intenciones de otros momentos.

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Te has escudado en un lugar de apetencias confundidas. Nos amamos. Hemos sido un poco más, o quizá menos.

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Nos llenamos de fantasías con unas reglas que nos hacen comenzar a funcionar con auténticas revoluciones.

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Te hallo con un agua que nos confunde. No seremos los primeros. Nos ahogamos un poco más de la cuenta.

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No tenemos capacidad para ser nosotros. Te considero en mí. Nos molestamos. Hemos aguantado mucho.

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Te expones a volver a la nada que es secuencia con unas fortunas que nos harán perder. Nos agarramos.

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Te he dicho todo lo que siento ahora que siento todo lo que pienso. Nos declaramos abundantes de palabras.

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No estamos en esa familiaridad que nos expone a vueltas que nos confunden con fracasos hermosos.

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Construimos las presas que ya nos separaron en otras épocas. No hay raíces en nuestras evidentes relaciones.

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Me confundo de persona. Ya no soy yo mismo ahora que no soy capaz de lanzarme a lo que podría ser principal propuesta.

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Restaño heridas que me provocan bajas sin enterezas. No seremos capaces de llegar a las distancias de otros momentos.

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No estamos en esa conformidad que nos podría hacer vivir en la paz de otras épocas mejor equipadas.

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Me haces retornar con garantías de fomentos extraordinarios. Nos regalamos muchas cosas.

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Te he dicho lo que llevo en mi corazón. Me relaciono contigo. Estoy en tu amor, ese amor que tanto gusto me da.

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Te cuento mis impresiones ahora que todo me provoca menos entusiasmo. Me quedo sin ti.

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Hoy me acostumbro a una soledad que nos quita el sobre verde de la esperanza que nos dio ese elemento clave en el que nos basamos cuando éramos más indocumentados.

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Te has propuesto seguir con una entereza perfecta, y te doy las gracias por ello. Procuraré tener yo también un poco de ánimo.

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Concurso en tu corazón, que me hace ver los planteamientos endiosados de quienes procurarán vivir con otro objetivo.

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Te has puesto con un significado que ha de retrasar el combate más estéril. Nos damos empeño.

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Me has colmado de atrevimientos con deudas en duelos menos construidos. El amor nos consuela.

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La experiencia nos regala una razón que nos quita muchas torpezas. Te presento mis respetos.

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He mirado y he visto en ti las impresiones de quien está en pura transición. No dejaré resquicios.

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Los aspectos malvados nos consuelan con kilómetros de energías que no vamos a cuantificar.

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Me voy deprisa hacia ti. La larga distancia nos hace juntar presiones temporales. Nos partimos en muchas piezas que uniremos un buen día.

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Nos avisamos de recuerdos soñados con el pasatiempo fugaz de quien se cubre de claras necesidades.

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Correspondemos con porcentajes que provocarán todo lo que merezca la pena. No podemos seguir sin retos.

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Te caracterizas con una fuerza que adecua y amolda el discurso a resonancias dichosas. Iré otra vez.

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No te dejaré atrás. No toleraré que los retrasos nos confundan. Hemos sido los mejores para nosotros mismos. Nos conformamos con no fallarnos.

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Te escudas en presencias que nos ablandan los corazones de otras etapas. Ya no te sueño como antes.

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No te dejes llevar por esa senda de soledad envidiosa. Nos damos muchas curiosidades. Nos consolamos.

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Hemos adivinado lo que debemos hacer con miradas y sonrisas. Nos dedicaremos a variados repasos. Nos aliaremos.

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Concluimos las estrellas que empezamos a construir cuando todo no era tan fugaz. Nos abrimos.

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Ya no tenemos las evidentes preocupaciones de antaño. Nos damos mucha gloria. Nos queremos de verdad.

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Hemos insinuado algunas campañas de avaricias sin saco. Lo que obtengamos será para compartirlo.

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Te diré lo que vale mi amor, que es nada al lado del tuyo, que supera lo conocido, lo elucubrado, lo intencionado por la historia misma.

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Te has alterado en el cálculo. Por eso, lo mejor es soñar y no pensar en lo que puede venir de camino.

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Te has propuesto estar conmigo durante siglos de existencias rotas por la noria apasionada.

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Te pones a hablar con los pies en el suelo, y te digo que las promesas han de llegar las primeras a ese nuevo deseo.

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Te permites una serie de olvidos que pasarán las facturas impagables de las historias personales que no podremos afrontar en soledad.

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No te agotes en el trance que tú misma te has puesto. Nos subiremos por otras escaleras. Ya no es.

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Hablamos de principios, de fines, de garantías con bromas que no han de hacerse pesadas.

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Te has vuelto con la mejor de las añoranzas y con una bruma que nos pasará el trance a otro momento.

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Te recuerdo con mucha simpatía. Estamos listos para cuanto haga falta. No me voy a empeñar en llegar a otro punto.

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Te has vuelto valiente ahora que no tengo nada que ofrecerte. Disimulo cuando caigo. No quiero contarte el miedo que tengo.

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Me has llenado de amores que me descalzan a la menor ocasión. No soy el mismo de antaño. Te calmas.

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Volveré a no ser yo mismo con las intenciones de aquel instante defenestrado. Nos colamos por donde nadie nos ve.

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Respondes con términos que no logro entender. Me consientes más de lo tolerable, y así nada podrá ser.

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Te quiero porque, en la broma, he aprendido muy mucho. Nos aplicamos a cuentas que resultarán.

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Controlo todo lo que es amistad y testimonio de una sensación que será espíritu y deseo carnal.

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Me gustas mucho, más de lo que me atrevo a confesar en esta locura de día en el que amanece más temprano.

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Te pones a disimular los placeres que nos podrían otorgar una orografía simpática. Nos enviamos más mensajes.

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Te expresas con una intencionalidad que pregona mis mejores anhelos. Te pones en el sitio adecuado.

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No me voy a poner a bromear ahora que nada es lo que se entiende como prevención. Nos damos valentía.